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Tínez

Juan Martínez Buendía. Caravaca de la Cruz (Murcia), 1893- Barcelona, 1957

Siendo aún niño, sus padres se trasladan a Barcelona, donde estudia dibujo, pintura, anatomía artística, perspectiva, colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja (Barcelona), y mas tarde en el Círculo Artístico. A partir de 1920, con la reestructuración del semanario TBO, que introduce historietas de aventuras junto con las de humor, apartado este último que engloba a Tinez, cuya gran ilusión era despertar la risa en los niños. Su estilo era sencillo, sin ningún experimento visual, pesimista feroz y compasivo de la tragedia cotidiana y cotidiana del hombre sencillo víctima de las casualidades. Nunca llegó a crear un personaje fijo, de acorde con aquellos tiempos y muy en lo que sería la línea del TBO. En 1950, dibuja varias páginas de "Los grandes inventos de TBO" serie creada por Nit.

Por aquel entonces también trabajó en las publicaciones del editor Magín Piñol: Colorín, Pierrot, Sancho Panza, El Patinete, Mary Osborne, etc., de mayor calidad y presentación que las revistas de sus competidores o en Cubilete de la editorial Gong. Sin embargo, a mediados de los años veinte, el editor las vende a El Gato Negro, dirigida por Juan Bruguera y, solo algunas seguirán publicándose. No obstante, Tinez, amplia sus colaboraciones a otras revistas de esta editorial.

A pesar de no faltarle trabajo, colaboró también con el editor Tomás Marco, en La Risa Infantil, Chiquitín o Periquito, entre otras muchas, mal dibujadas y peor impresas, donde solía realizar la copia o calco de historietas extranjeras para ahorrarse derechos de reproducción con autores noveles en aquel momento, alterando los guiones, suprimiendo bocadillos por párrafos a pie de página o distorsionando a los personajes para dejarlos irreconocibles. Lo más negativo de la historieta española.

Su actividad de dibujante de historietas la compaginó con el fotograbado, la creación de juguetes y la decoración.

Una curiosidad de su trabajo, la constituye el hecho de que, en 1940, realizara una serie de cuadernillos de aventuras completas y dibujo serio para la Editorial Grafidea: Jim Pat, serie de temática oeste de la que realizó un par de números, continuada por otros y, a pesar de que su grafismo nos resulta hoy bastante tosco, este no desmerece de ninguna forma con el cambio, mucho más trabajado en el fondo y con ribetes de humorismo en la fisonomía de los personajes.

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