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Yawar

Moisés Anturiano Urtado. Cochabamba (Bolivia), 1964
Licenciado en Arquitectura

En los años de la universidad realicé mis primeros dibujos, impulsado por la retoma de la autonomía universitaria a la caída de la dictadura militar. Dichos dibujos comenzaron a publicarse en panfletos universitarios y, posteriormente, lo mejor de mi trabajo se recopilaría en el periódico de la Universidad. A mitad de la carrera, consigo una beca para continuar mis estudios de Arquitectura en Argentina, pero opté por estudiar humor gráfico, especialmente porque, en aquel momento, la cantidad y calidad de los humoristas argentinos era muy importante y tenía la oportunidad de ser alumno de alguno de ellos. Mi humor fue muy bien aceptado, lo que hizo fácil mi introducción en aquellos ambientes. Por aquel entonces el humor del destape y pornográfico era el que funcionaba de manera ascendente, sin embargo, yo seguía con mi humor crítico y reflexivo, lo que gustó bastante a los medios donde lo presenté y con los que colaboré. Es aquí donde afiancé el dominio del guión, que creo es muy importante, porque es lo que al final queda; al margen de un mejor o peor dibujo, la idea, lo que se cuenta es lo más importante.
En 1990, con un gran número de obras realizadas, además de publicarlas en prensa, decido presentarlas en exposiciones. Comencé a exponer en cafés y otros establecimientos hosteleros, realizando performances con la participación de otros dibujantes, cómicos, etc.
Allá por 1989, en mi ciudad natal, nos organizamos dibujantes y aficionados al cómic para realizar jornadas y actividades conjuntas. En 1995 surgió un planteamiento más serio, el "Taller del Humor", y fruto de este esfuerzo fue la revista de humor "Aplausos", que tenía cadencia mensual y duró tres años. A partir de este taller se promovieron muchos otros, creando un buen movimiento del cómic muy activo, tanto que, en el año 2001, tuvimos la necesidad de fundar la "Sociedad de Humoristas Gráficos e Ilustradores de Cochabamba", para poder organizar mejor todas estas actividades.
De aquí salieron muchos expertos humoristas que fundaron otros talleres y enseñaron a sus propios alumnos. Se creó un gran movimiento del cómic que hasta el momento presente se mantiene. El trabajo que se lleva a cabo en los talleres no solo se centra en humor y cómic sino también en escultura y pintura, realizando la sátira y la ironía en nuevos formatos de arte y entrar, de esta manera, en las galerías. Queríamos abarcar todos los espacios para llegar a más público, estar más cerca de ellos y que se nos conociera. Creo que en estos sentidos lo he conseguido, porque mis exposiciones son verdaderas misceláneas y he expuesto en salas de prestigio donde he vendido a buenos precios.

Será a partir del 2000 cuando estos talleres fueron transformados en nacionales por el interés que proferían los autores de más allá de Cochabamba no solo humoristas y dibujantes sino también artistas que pretendían darle un sentido más lúdico a sus trabajos. Los artistas de mi ciudad suelen ser paisajistas porque los paisajes de allí son muy hermosos. La gente busca estos paisajes cansada de las ciudades que tienen un crecimiento vertical. Tal vez mis maestros o modelos a seguir han sido autores como Claude Serre, Quino, Garacoichea y, muy especialmente, Eduardo Ferro, mi profesor en la Argentina, que me dejó profunda semilla.
Al principio firmaba con el apócope de mi nombre, Moi, y, desde 1990, firmo como Yawar, palabra quechua que significa sangre. En esta lengua, como en todas las culturas originarias la sangre era la transmisión de la cultura, uno es el producto de las diferentes generaciones previas, te da la vida y el pensamiento. Esta firma me ha dado más fuerza a la hora de crear.
Mi obra ha sido considerada, sobre todo, por su fuerte carga de contenido, de estilo humorístico y acabados artísticos. Por esta razón me resultaba complicado encontrar medios para exhibirla. Las cabeceras de prensa la consideraban más arte que humor gráfico y, contrariamente, las galerías decían que era más humor gráfico que arte. Con la flexibilidad del arte en la actualidad encuentro menos controversia y más receptividad, posibilitando hacer mi humor en otros formatos además del dibujo (escultura, pintura, cerámica, etc.). Quiero abarcar todos los espacios para llegar a más público, estar más cerca de ellos y que se conozca mi obra como Humor-Arte. Pretendo darle un sentido más lúdico al arte.

En 2001 conozco a la que, ahora, es mi mujer. Ella es murciana y llegó a mi país a través de una beca. En esa época, yo trabajaba de profesor en la Universidad. La conocí y fue fulminante. Luego nos trasladamos a Florencia durante algo más de un año, allí tuve la oportunidad de realizar ilustraciones, varias exposiciones y performances.
Además he organizado multitud de eventos en mi ciudad natal, como el "II Encuentro de Humor Gráfico e Ilustración", 2002; "La Fiesta del Buen Humor", marzo 2005; y la "Exposición interdepartamental de Humor Gráfico e Ilustración", también en marzo 2005.
En Murcia, colaboré con una tira semanal en el diario La Opinión y coordiné la exposición de mi obra "Arte Humor", una colección de sesenta dibujos que están recogidos en el libro, publicado por Nausícäa ediciones en 2005, titulado "Yawar. Humor" y que se engloba en la colección "La Tira de Gracia".
En 2006 he sido galardonado con el Premio Rendibú, creado por el grupo Vocento, al mejor dibujante de historietas.

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