09|10|2010
Se reanuda con esta actividad el ciclo de la Biblioteca Regional de Murcia, "Hojeando Cómics", coordinado por los autores Juan Álvarez y Jorge G. y que tan buenos ratos nos ha proporcionado en los últimos años. El miércoles, 13, a las 20 horas, serán presentados un tebeo del joven autor murciano Manu Riquelme titulado "Papo, el payaso exconvicto", una nueva obra de la colección MicroFronteras, de Ediciones Tres Fronteras, y una edición actualizada de la guía de lectura especializada en cómics, "Brújula para tebeos" que en esta ocasión se titula "Terapias de choque desde la Comicteca". Publicada por la BRMU y disponible en edición digital, esta publicación está coordinada por el responsable de cómics de la entidad, Vicente Funes.
Desde murciacomic.com animamos a asistir a este acto, abierto al público y gratuito, que suele ser lugar de encuentro de muchos dibujantes y en el que no suele faltar la firma de ejemplares para aquellos aficionados que lo deseen.
Más sobre Papo
Papo no es un payaso
como todos los demás. Se trata de un delincuente
expresidiario cuya condena le obliga a trabajar para los servicios
sociales actuando en fiestas de cumpleaños de niños.
Un buen día, nuestro héroe vuelve a hacer de las
suyas y se exilia en el bosque, donde conoce a un par de amigos muy
especiales con los que vivirá un sinfín de
tropelías.
Manu Riquelme nos presenta este cómic, en forma de cuento
infantil, en el que el humor surrealista y lo absurdo se
entremezclan hábilmente con la mala leche de series en la
línea de Los Simpson o South Park a lo largo de 32
páginas de diversión garantizada.
Acceso directo
a la presentación audiovisual del autor
Acceso
directo a web Biblioteca Regional de Murcia
Y, por último, avanzamos aquí el prólogo
escrito por Borja Crespo, fanzineroso, cortometrajista y
organizador del Salón del Cómic de Getxo, entre otros
“saraos”.
“VIÑETAS Y MENUDILLOS EN CLAVE DE CARTOON LISÉRGICO”
Casi nadie se acuerda ya de la “línea tremenda”, aquel movimiento artificial en pos de la diversión, con manifiesto incluido, que nos inventamos a finales de los 90 algunos fanzinerosos con ganas de pasarlo bien dibujando. Ladrón, Enrique y un servidor, apadrinados por M.A. Martín, defendimos el humor negro como el carbón, la anatomía desatada sobre la hoja en blanco, el gore de colores, el porno casposo, el terror canalla, el absurdo por el absurdo... Bromas macabras, garabateadas a hachazos, influenciados por Robert Crumb, la escuela Bruguera y la cultura trash del momento: de las cult-movies zetosas de la Troma a los viscosos cromos de la Pandilla Basura, pasando por los gorgoritos de Lola Flores y “Verano azul”. Las páginas de fanzines mutantes como “Subterfuge”, “2000 Maníacos”, “Burp!” o “Grasilla”, nacidos en plena efervescencia underground en los 90 (segunda vez que cito la fecha, en plan abuelo batallitas), acogían nuestras historietas desvergonzadas, lisérgicas y atropelladas.
La “línea tremenda” fue un chiste elaborado entre amiguetes sin sentido del ridículo, con la “línea clara” y la “línea chunga” como espejo distorsionado donde mirarse. Nuestro movimiento cuajó al nivel que esperábamos, nos sirvió como excusa para juntarnos en eventos comiqueros varios y dar alas a Subterfuge Comix, por entonces adalid del tebeo independiente (¡ja!). La “línea tremenda” no sale en los libros teóricos del medio como la “línea clara”, más bonita de mirar, ni falta que le hace. Manu Riquelme, autor del álbum que tienes entre las manos, se antoja, precisamente, un cruce deliciosamente (im)perfecto entre ambas corrientes. Su trazo limpio, contagiado por la estética de los cartoons de Ren & Stimpy y compañía (los dibujos de la Warner pasados de rosca), choca con el contenido cáustico de sus viñetas, donde no faltan referencias catódicas, apostólicas y romanas.
Ahí están Matt Groening y John Kricfalusi, con su mirada ácida, como influencias de talante catódico. Como posibles apóstoles, de aquí y de allá, pongamos al primer Peter Jackson o al Sam Raimi más despierto; a Mattioli -el de “Squeak the Mouse”-, con sus barrabasadas gráficas; y... ¿puede que ande por ahí la “línea tremenda”?. Todo ello cocinado con grasiento aceite, a la romana. Al devorar estas punzantes páginas muchos son los referentes que pueden pasar por nuestra cabeza, la mayoría se quedan en el tintero (rojo sangre). La obra de Riquelme, curtido entre fanzines románticos de papel y grapa y la impredecible blogosfera, me recuerda a aquella época gamberra de lujuria y garabatos que algunos vivimos... ¡a finales de los 90! Por ello recomiendo este trabajo, porque llama a mis filias y se revela como una muestra fresca de humor salvaje, ilustrado de manera tersa y suave. Un contraste ideal entre fondo y forma. Adaptado a los tiempos que corren, que remite a esa generación criada frente al televisor en los años 80 y... ¿90?
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