20|07|2011
Periodista y guía turístico, residente en Murcia capital, amigo del Facebook -donde nos dimos enseguida los síes oportunos, dado que teníamos un montón de amigos e intereses comunes- lo que no sabíamos y salió por esa cosa de compartir enlaces en la red social por antonomasia (mientras Google+ no la desbanque), es que Ignacio "Ñaco" Benedicto era también un gran lector de cómics.
Lo supimos por él mismo: "No tengo con quién hablar de cómics". Clinn… bombilla iluminada: procedía movilización para presentarle a Juan Álvarez y hacer un acople descarado en su casa. Y así nos dimos cita en el bonito piso carmelitano de nuestro nuevo amigo, con el valor añadido de contar con Jesús López como fotógrafo. Con jazz de fondo y unos refrescos, una vez presentados Ñaco y Juan, Juan y Ñaco, arrancó la conversación entre conocedores que hemos tratado de resumir aquí.
El Jabato, el Capitán Trueno y el Corsario de Hierro fueron sus primeras lecturas infantiles, sin que hiciera muchos distingos entre estos héroes. Muy pronto fue seducido por Hugo Pratt -e ilustra el comentario sacándonos un ejemplar firmado de "Corto Maltés en Siberia", de un día que pilló al autor en la Librería Gaztambide de Madrid-. Eran las aventuras las que le atrapaban, más que las derivas filosóficas. Le pasa lo mismo con su otra pasión, el cine, donde sus directores favoritos son John Ford, John Ford y John Ford.
La charla en este momento se enfoca hacia la importancia de la documentación en estos tebeos de historias situadas en el pasado o en lugares remotos y lo difícil que era hacerlo bien antes de poder viajar tanto y, sobre todo, antes de tener Internet. Y aquí Juan Álvarez comparte con todos que su colega de "El Jueves" Jordi Bernett le contó que en el pasado había ido a veces al mercado negro barcelonés para ver cómo eran ciertas pistolas y otros artilugios de matar. El rigor es importante para muchos creadores de tebeos de aventuras. A Víctor de la Fuente le escribió un lector en una ocasión para aclararle que el modelo de colt dibujado no encajaba en el tiempo en que se desarrollaba una determinada historieta.
Nuestro entrevistado ha comprado muchos cómics en su vida, pero sólo los que le gustan. Colgado de la escuela franco-belga, se ha esforzado por aprender francés para leer más porque se edita poco en España. Está encantado por descubrir "Alix" en español, que compró recientemente en la librería "Alcaraz" de Cartagena y también por tener "La garra negra", que leyó con ocho años y que pidió insistentemente aunque estaba descatalogado, consiguiendo un ejemplar sacado de algún almacén. Otro rescate del pasado que le obsesionaba y consiguió finalmente ha sido "El ojo mágico de Kelly".
Nos enseña "Pushwgners Soft city", editado por No comprendo Press, una interesante obra regalada por unos amigos noruegos con los que coincidió en Indonesia. Ñaco viaja mucho por placer, sobre todo en primavera y otoño, que es cuando su trabajo como guía turístico (especializado en acompañar turistas extranjeros, angloparlantes fundamentalmente) le deja tiempo libre.
Tanto a Álvarez como a Benedicto les gusta el portadista López Espí. Otra querencia son los cómics protagonizados por animales. Cita algunos, hasta que Juan Álvarez le recomienda el gato detective Black Sath, que no conoce, y le cuenta que Juan Díaz Canales fue invitado de la Biblioteca Regional de Murcia a "Hojeando cómics", ciclo de charlas que Ñaco no llegó a disfrutar. La apuesta reciente de la Universidad de Murcia por el cómic surge inmediatamente y también "El arte de volar", el libro de Altarriba y Kim, cuya lectura Ñaco tiene pendiente. Por Kim siente algo especial, pues leía de pequeño "Vibraciones", revista de los años ochenta de la que nuestro querido dibujante catalán fue un importante colaborador. La siguiente cita del COMICUM, la proyección de "Heavy Metal" en octubre, abre una oportunidad de encuentro con otros lectores e interesados murcianos que le apetece. A todos nos apetece.
Y de ahí pasan a comentar "Atlantis", la película de Disney que tiene a Mike Mignola en el equipo de diseñadores y cuyo sello se nota mucho, sobre todo en las máquinas de aire decimonónico. A Ñaco Benedicto también le gusta, tanto, que un día se dijo a sí mismo: "Vamos a darle una oportunidad a otro" y sólo así dejó de comprar todo Mignola. Se queja de que en nuestro país no abunden las buenas ediciones, la ediciones integrales de muchos tebeos. Ni siquiera de Bruguera y nos hace partícipes de cómo le fascina el vocabulario de la época de Doña Urraca: apolíneo, ebúrneo, ominoso…
Con la intención de rematar rodeados de tebeos, dejamos el salón y pasamos al estudio donde tiene guardados los suyos, bien ordenados. Entre "Tramas", que aparece en una silla, "El príncipe valiente", mucho cómic underground, Will Eisner y Karl Bas, llegó la gran sorpresa: ¡Ñaco Benedicto encuaderna y edita a su gusto selecciones de sus tebeos, en álbumes que rotula a mano!
A la pregunta de si tiene algún joven aficionado (familiar o hijo de amigos) que aproveche su colección, responde honestamente que "sólo le floreció uno y le pareció decepcionado al verla en persona". Me sorprende, pero me lo creo y también me pregunto si será porque estamos ante la biblioteca de alguien que no sigue el juego fetichista en el que otros caemos en mayor o menor medida. Polo opuesto de los coleccionistas a los que estamos acostumbrados, los que dejan impolutos sus ejemplares (incluso comprando doble, uno para leer, otro para dejar en sus fundas), los que atesoran las firmas de sus admirados dibujantes, estamos ante un lector que, valorándolos muchísimo, sin embargo maneja sus tebeos como hacíamos cuando éramos niños. Como cuando poseíamos las cosas de manera pura, inocente, fuera de todo cálculo mercantil, antes de que ellas nos poseyeran a nosotros. Ñaco Benedicto, amigo de Facebook y ahora amigo también de murciacomic.com, un descubrimiento.
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Texto: Teresa Jular
Fotos: Jesús López
¡Última hora!: Ñaco Benedicto ha tenido la amabilidad de elaborarnos una lista de tebeos, una guía de lectura para nuestro "Fondo de Armario", su Top Twelve (y más) particular.
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